Tras los resultados de las pasadas elecciones del 5 de junio se ha venido diciendo que los ciudadanos ejercieron un voto de castigo hacia el PRI por el mal gobierno de Enrique Peña Nieto. De ser cierto esto, indicaría que el ciudadano sigue en el error de ejercer su voto sin pensar, simplemente vota por votar o en el mayor de los casos simplemente no vota. La única manera en que el país puede salir adelante es con la participación ciudadana. La población en general debe de ser parte del cambio, primero debe de informarse de las propuestas de los candidatos y una vez que estos candidatos ya estén en el gobierno, se les debe de vigilar que cumplan con lo prometido y si no lo hacen, obligarlos a que lo hagan o que dejen sus cargos.
Mientras sigamos con una ciudadanía que no se interese por su bienestar, las cosas no van a cambiar. En los pasados días se ha venido criticando o apoyando a EPN por su postura a favor de los matrimonios entre personas del mismo sexo, cuando hay problemas que en verdad merecen mucho más interés en la vida de los mexicanos. La iglesia ha salido a la defensa de su tradicionalismo en no querer aceptar estos matrimonios, cuando lo que debería de defender es a sus feligreses en contra de los padres pederastas por dar solo un ejemplo.
Me parece muy bien que los mexicanos estén cansados de los malos gobiernos y utilicen su voto para castigar a los que nos gobiernan. Pero eso no es suficiente. Si en verdad queremos una mejoría en nuestras vidas, tenemos que razonar nuestro voto y hacerlo valer. Los partidos políticos deben de ganarse nuestro voto con actos que lleven al país hacia su mejoría y no solo esperar a que las personas voten por ellos solo porque no les gusta el gobierno en turno.