Hablar de migración es tocar el tema del juego perverso del que el gobierno de Estados Unidos realiza con el tema migrante, cada año nuevas medidas en perjuicio de los migrantes indocumentados se impulsan y promulgan con el aparente objetivo de regular el flujo migratorio, pero que lo único que logran es radicalizar más el tema y dotar a los empresarios de mano de obra barata y calificada, que les asegura un constante crecimiento de riqueza que permite la estabilidad de la clase media y la perpetuación en el poder a la clase política corrupta que dirige el destino de la esa nación.
Hablar de migración es denunciar las prácticas inmorales del gobierno de Estados Unidos, el cual promueve la pobreza y la violencia en todo el mundo generando las condiciones que dan origen a los flujos migratorios irregulares; para después con medidas como la construcción del muro, la aplicación de leyes que criminalizan la migración o tratados internacionales como el que tiene actualmente con México, para que se controle la afluencia de los migrantes y dosificar la llegada de estos a la frontera norte de México. Y cuando la necesidad de migrantes en Estados Unidos sobrepasa los números deseados, se implementan medidas aún más enérgicas en contra de los migrantes; aumentando las detenciones y deportaciones desde dentro del país. Así como agilizando el rechazo a los procesos de solicitudes de asilo y refugio, o simplemente devolviendo de manera expedita a los migrantes al cruzar la frontera para entregarse y solicitar asilo.
Hablar de migración es hablar de la corta memoria por la ignorancia de un pequeño sector de la comunidad latina, que increíblemente el día de hoy apoyan políticas xenófobas olvidándose por completo de que ellos mismos son migrantes y que estas leyes que al día de hoy vitorean, serán mañana las mismas que les afectarán a ellos y a sus futuras generaciones.
Hablar de migración es lanzar una advertencia para la comunidad migrante que radica en Estados Unidos, tanto de manera legal como indocumentada. El creciente odio de grupos supremacistas que históricamente han buscado el exterminio de todos aquellos que no son blancos. A pesar de ser un grupo minoritario, cuentan con los medios necesarios para adquirir armamento capaz de exterminar en masa. Lo más peligroso es el hecho de que realmente creen que son superiores y poseen el derecho de decidir sobre la vida de otros. Lo más lamentable es que al cometer delitos contra los migrantes y ser detenidos, el sistema judicial de Estados Unidos es benévolo con ellos otorgándoles penas menores; siendo que si otros sectores de la sociedad fueran los agresores recibirían penas severas incluyendo la pena de muerte.
Hablar de migración es denunciar la violación de los derechos humanos por parte de quienes ejercen en la protección de la ley en Estados Unidos, existen reportes de organizaciones no gubernamentales que informan que la mayoría de las personas migrantes que mueren no lo hacen en lugares donde no pueda llegar la ayuda, sino en lugares en donde la ayuda simplemente no llega por negligencia. Incluso muchos de los migrantes han muerto a manos de los propios guardias de migración o en centros de detención bajo su custodia, todo esto por la negligencia del gobierno al no preocuparse de que su personal este capacitado para el respeto de los derechos humanos.
Hablar de migración es informar al mundo entero que la riqueza de Estados Unidos, en gran parte se debe a la mano de obra migrante, que en cada una de las crisis y recesiones que se han presentado en Estados Unidos, han sido el motor impulsor de la recuperación económica; actualmente los migrantes en Estados Unidos están ocupando los puestos que los ciudadanos norteamericanos no quieren y no solo por el bajo salario, sino porque son actividades que consideran no dignas de ellos; lo cual beneficia a los dueños de las empresas quienes al ofrecer estos empleos a personas migrantes lo hacen con salarios bajos, a sabiendas de la gran necesidad de los migrantes indocumentados que los obligara a aceptarlos.
Hablar de migración es hablar del crecimiento del crimen organizado y de todas las problemáticas que esto conlleva, además de lucrar con el tráfico de estupefacientes, el tráfico de armas, el tráfico de personas y la trata entre otros. En su insaciable sed de poder, las organizaciones criminales pelean unas con otras cobrando la vida de personas inocentes (daños colaterales); lo que obliga a comunidades enteras a emigrar. Si bien a primera vista este fenómeno pareciese que Estados Unidos no está involucrado, la realidad es que, Estados Unidos es el principal proveedor de armas con las que los criminales defienden sus intereses y el enriquecimiento de estas mismas proviene del dinero recibido de millones de ciudadanos adictos a los que el gobierno invisibiliza para no aceptar los problemas de raíz de la descomposición social en que tienen sumergida a toda la nación norteamericana.